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Hace unos días, terminando de ver una serie, que me ha parecido maravillosa, en el último capítulo, una de las protagonistas sacaba a relucir un tema que siempre he reflexionado y que considero que es una de las mayores falsas que nos venden.

“Querer es poder”, dice la mítica frase, cargando de responsabilidad a todo aquel que se enfrente a un deseo o mínimo interés por algo en esta vida. Responsabilidad de conseguir, cueste lo que cueste, aquello que desea o quiere. Y si no lo consigues… ¡eres un fracasado/a!

“Si estudias conseguirás un buen puesto de trabajo”, ” Si tienes una carrera universitaria tendrás un buen nivel económico”, “Si me esfuerzo desde enero, en verano tendré el cuerpo perfecto”, “Si canto bien y me esfuerzo practicando y llendo a clases de canto, triunfaré en la música”.

Todas estas frases, que hemos escuchado alguna vez, nos crean unas expectativas altas, que no siempre dependen únicamente de nosotros o de nuestro esfuerzo y empeño. Lo que quiero decir es que, a la hora de alcanzar un objetivo concreto (cuerpo perfecto, buen puesto de trabajo, triunfar en la música, etc.) existen una serie de variables que van a aumentar o disminuir las posibilidades de llegar a la meta.

En definitiva, deberíamos aprender a ser más flexibles y adaptativos. Una correcta gestión emocional y capacidad para tomar decisiones nos ayuda a ser resilientes y afrontar las diferentes situaciones que expirementamos a lo largo de la vida.

Os dejo un fragmento de la serie que comentaba arriba, “Vida perfecta” de Leticia Dolera.

Siempre hay una puerta abierta… ¡Disfrutad!

“Vida perfecta” Leticia Dolera
David Perez Plata

Psicólogo General Sanitario

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